La Leyenda de la araña Waleker
En las altas tierras de la Guajira vivía un joven llamado Irrunú. Un día el joven se encontraba en sus labores de caza en el bosque, caminando entre los arbustos cuándo escuchó unos ruidos extraños provenientes de las malezas, se acercó sigilosamente para ver de que se trataba, y para su sorpresa se encontró con una pequeña niña de aspecto andrajoso y descuidado. Irrunú se acercó a ella y le preguntó por su nombre y que hacía ahí sola en medio del bosque. La niña le respondió que se llamaba Waleker y que era huérfana, que su madre había sido devorada por un tigre y sus hermanos habían muerto en el bosque.
Estas palabras conmovieron al joven, que la tomó de la mano y se la llevó a su casa donde vivía con sus hermanas. La andrajosa niña no fue bien recibida por las hermanas del joven Irrunú, las cuales la trataban con desprecio e indiferencia.
Waleker no era una niña cualquiera, cada noche se alejaba a sus aposentos y se convertia en una hermosa joven de larga cabellera, ojos saltones y figura esbelta. De su boca brotaban hilos multicolores que utilizaba para tejer diseños y bordados nunca antes vistos. Hamacas,chinchorros,bolsos,pulseras,cinturones,mantos,ruanas,wayucos,fajas. Todos hechos con los mejores diseños conocidos como Kanasú.
En las mañanas las jóvenes encontraban los tejidos y no comprendían quien podría crear semejantes artículos tan hermosos y novedosos. Ellas a su vez mentían a su hermano enseñándole los tejidos y diciendo que habían sido creados por ellas mientras el salía en las noches a sus labores de cacería.
Llenas de curiosidad, decidieron espiar a la andrajosa niña porque sospechaban que era ella quien realizaba esos hermosos tejidos. Nunca pudieron descubrirlo porque siempre el sueño les vencía y a la mañana siguiente siempre se encontraban con nuevos diseños.
Un día el joven Irrunú sospechando lo que pasaba decidió seguir a la niña hasta el bosque y allí descubrió que la harapienta niña se convertia en una hermosa mujer. Deslumbrado por sus encantos se acercó y quiso tomarla de las manos, en ese instante la hermosa mujer se convirtió en araña y desapareció entre el bosque. En las manos del joven solo quedó un ovillo de hilos multicolores y el secreto mejor guardado de su cultura Wayuu. Pues es la mujer la única que puede beber de ese conocimiento.
Desde entonces la araña Waleker transmite el conocimiento del tejido a las mujeres Wayuu y se convirtió en un símbolo en el cual se inspiran para diseñar las más hermosas, originales y exclusivas creaciones.